Categoría: Cuento

 

NARRADOR(A): PERCY

-Hola, Sesos de Alga, por fin despiertas- Me dijo mi pelirroja mientras que entraba en la cocina. – Te preparé panqueques!

-Gracias, Clary. Sólo falta un día para tu cumpleaños!!! – Le dije, mientras miraba los panqueques con borde quemado en forma de corazón que mi novia me había cocinado. – Está delicioso! – Le dije mientras que me tragaba un pedazo de mi desayuno. – Necesito ir al trabajo. – Le mentí.

-Sí lo sé!!!  Y gracias, pero... hoy? Si es sábado! Que pasa Amor? – Problemas… No había inventado una razón!

-Sólo es un rato, ten paciencia!!! Es que apenas me levanté recibí una llamada de Thalia, que quería que… que vaya al campamento a arreglar la cabaña de Poseidón... – En serio creo que me tengo que meter a clases de actuación… También tengo que aprender a hablar de temas coherentes, porque ni siquiera sé de carpintería!

-Bueno… Ve amor. – Dijo ella… Sinceramente, me esperaba unos gritos de su parte. – Pero recuerda: Tienes que estar aquí a las siete, máximo a las ocho, porque a las nueve y media vienen los invitados…

-Amor, relájate! Recién son las nueve de la mañana, te prometo que estaré aquí a las seis o siete, porque es un viaje de hora y media… -Le dije y vi como sus hombros se relajaban con cada palabra que iba articulando.

-Okey, ten cuidado… Me llamas cuando llegues al campamento y cuando vayas a salir. - Dijo. Creo que ya no necesitaré las clases de actuación.

-Lo tendré, te amo – Le dije y corrí hacia ella, la levanté, le di un beso y fui hacia la puerta.

- Yo a ti – Fue lo último que escuché antes de cerrar la puerta de nuestro pequeño Dúplex.

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Me subí al auto y lo primero que hice fue prender la radio. Me llamó la atención, porque apenas la prendí empezó a sonar mi canción favorita: See you again. Entonces, salí de la cochera y empezé a conducir hacia Jewerls: La joyería favorita de Clary. Cuando llegué, el estacionamiento estaba vacío. Caminé hacia la puerta y lo primero que escuché cuando pisé el interior de la tienda fue la campana de la puerta, la cual ya había escuchado millones de veces…

-Hola, Sr. Percy! Que desea el día de hoy? Aretes? Pulseras? Tenemos de oro hasta de 18 kilates y hasta de… - Dijo Jace, el empleado de la tienda que Clary y yo conocemos hace años.

-No Jace, nada de eso…- Le interrumpí

-Entonces, señor… Que busca? – Aquí viene… Exhalé. No quería causar un drama.

-Quiero un anillo de compromiso. – Le dije. Jace se quedó con la boca abierta. Sabía que esto pasaría…

-UN QUÉ?!?!?! E…estoy escuchando bien? – Bueno… No me esperaba esto…

-Si Jace, es correcto… Le voy a pedir matrimonio a Clary,  a Clary Young Smith…

-Bueno… en ese caso… Sígame. – Me dijo. Algo me dice, por el modo en el que me habla, que sigue sin creerme.

Entonces, empezamos a recorrer unos cuantos pasillos y al fín llegamos a una vitrina con lunas polarizadas.

-Bueno… Tenemos de 24 kilates y con cristales color rosa, azul, blanco y dorado. Cual quiere señor?

-Voy a llamar a Clary… - Dije. Noté la sensación de confusión pasar por los ojos de Jace.

-Señor? Está seguro? Pero… No cree que se daría cuenta?

-No, le digo que Thalia me está preguntando qué color de cristal comprar para hacerse un collar…

-Bueno, si usted lo dice…

 

NARRADOR(A): CLARY

Después de que mi novio se fue, me eché en el sillón y empezé a ver televisión. Pasé por todos los canales hasta que encontré uno, uno que me llamó mucho la atención: La Boda Perfecta. Empezé a apuntar todo lo que decía que se necesitaba, ya que si me iba a casar, quería que sea una boda así. Aunque… dudo mucho que me vaya a casar, y si lo hago, seguramente será en el futuro muy, muy lejano, porque Percy dice que todavía somos “muy jóvenes” para eso… Apenas terminé de escribir la receta del pastel de bodas, sonó el teléfono.

-Yo contesto! – Grité. Luego me di cuenta de que no había nadie en la casa y me reí. Luego, fui a la cocina, ya que en ella estaba el teléfono. Vi con el detector de llamadas que era Percy quien me llamaba. Me apuré en llevar el teléfono a mi oreja y pulsé el botón verde.

-Hola Amor… Crees que me podrías ayudar con un “tema de chicas”? – Dijo apenas acepté la llamada.

-Claro que sí, Sesos de Alga… Ya llegaste al campamento? – Le dije. Me preocupaba que estuviera hablando por teléfono mientras que conducía.

-Sí amor, ya estoy aquí. Una pregunta… Que color de diamante prefieres: rosa, azul, blanco o…  Qué otro color era? O dorado.

- Rosado, por qué preguntas?

-Porque Thalia me está preguntando qué color debería de elegir para hacerse un collar, y no sabía cuál elegir y me pidió ayuda, y yo no sé qué diablos les gusta a las mujeres, así que se me ocurrió pedirte ayuda.

-Bueno… Entonces rosa, y ve a trabajar que si no luego vas a empezar después y vas a volver más tarde.

-Okey amor, hasta luego, te quiero

-Adiós  - Le dije y corté. Dejé el teléfono en su lugar y fui a la sala para continuar viendo mi programa.

 

 

NARRADOR(A): CLARY

-Me dijo que prefería el rosado. – Dije, ahora sí que compensé la falta de realismo en las mentiras de la mañana…

-Bueno, tengo estos dos… Cuál prefiere? – Dijo Jace, señalando dos que estaban al centro de la vitrina. El del lado izquierdo era bonito, pero el otro…

-El de la derecha, por favor – Dije. Era bellísimo.

- Claro. Lo quisiera empaquetado?

-Sí, mañana es el cumpleaños de Clary, y hoy es su fiesta. Se supone que hoy le pediré, y va a ser sorpresa. Solo el padre de Clary, Lucian, lo sabe.

-Etiqueta?

-Ponle “Quisieras casarte conmigo?” No sospecha nada, así que cuando lo abra, se sorprenderá.

-Bueno… Está listo. Tome su bolsa. Serían $800, pero como es el cumpleaños de la Srta. Clary, se lo dejaré a $650. Ustedes fueron mis primeros clientes, y si ustedes no le hubieran hecho publicidad a mi tienda, habría quedado en bancarrota y hubiera tenido que cerrar la tienda.

-Muchas gracias Jace, pero 150 dólares es demasiado! Te pagaré mínimo $750.

-Bueno, Sr. Percy, lo que usted diga

-Muchas gracias – Dije mientras que le daba el dinero – Y llámame Percy, por favor – Cuando dije esto, vi que su sonrisa creció.

-No hay de qué, Percy.

-Seguramente le va a encantar. Hasta luego, Jace – Dije, mientras que abría la puerta y volvía a escuchar la campana.

-Hasta luego, Percy!

 

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Apenas salí, prendí el auto y me monté dentro. Vi la hora y eran las cuatro, y tenía que estar en casa a las seis, así que pensé en ir al centro comercial para buscar algún vestido o algo para mi novia. Entonces, salí del aparcamiento de la joyería y empezé a conducir hacia el Aventura Mall. A Clary siempre le gusta la ropa de allí.

Entonces, estaba conduciendo cuando el auto del frente frenó y entonces un imbécil vino por el lado izquierdo y…

 

 

NARRADOR(A): CLARY

Otra llamada? Que acaso a todo el mundo se le da por llamar los sábados?

-Hola? Srta. Young? – Dijo una voz de mujer desde el auricular del teléfono

-Sí, esa misma soy yo. – Esto me está empezando a asustar…

-Podría dirigirse al hospital Red Cross lo más rápido posible? – Qué diablos?

-Ummm. Claro, podría saber la razón de esta llamada?

-No se me permite decir más que lo que he dicho, y que un joven ha sido parte de un choque y está muy grave, y que en su Documento de Identificación tenía este número. – Oh Dios…

-Qué tan grave?

-No se me permite decir más señorita. Necesitamos que venga o que me de otro número al que pueda llamar… - A la mierda con la enfermera. Tiré el teléfono en el sofá y fui directo al hospital. Me salté dos luces rojas, ojalá que no hubieran policías cerca…

Apenas llegué, me bajé del auto y corrí hacia la sala de emergencias.

-Soy Clary Young, sabría decirme donde está Percy Stephens? – Dije, casi jadeando. Había llegado corriendo hasta acá.

-Habitación 327. Siga de frente, gire a la izquierda y luego a la derecha. Su operación ha sido un éxito… – Me dijo. Pude distinguir que esa era la voz de la maldita que no me había querido decir nada más de acerca del accidente de Percy.

-Gracias. – Le dije con desprecio. Pero lo  que más me importaba ahora era mi novio.

Corrí por el pasillo, giré a la izquierda y luego a la izquierda. 325… 326… 327! Entré a toda velocidad y vi a un joven con un ojo morado, la cabeza con puntos y un labio roto. Su ritmo cardiaco era lento… Sé que va a morir. Juro que me vengaré de quien le haya hecho esto...

-Clary? –Dijo Percy… Empezé a llorar y me acerqué a su cama.

-Bebé… Mira que te han hecho… Esos idiotas deben de aprender a conducir… -Lágrimas caían de mis mejillas hacia las sábanas que cubrían el cuerpo de Percy.

-Amor, no voy a sobrevivir a esto. Tengo hemorragias internas y los doctores dicen que es imposible parar todas a tiempo. Me hicieron una operación, pero fue un fracaso… Los doctores dijeron que he perdido mucha sangre, y además, el golpe en la cabeza…. No sobreviviré, pero quiero que sepas que te amo, y aunque no podamos estar juntos te seguiré amando.

- No, no digas eso. La enfermera dijo que tu cirugía fue exitosa. Te vas a curar… Te vas a curar… -Seguía repitiendo las palabras que ni yo me creía.

-No, no me curaré. Esa enfermera nunca sabe de lo que habla… Me llamo Jason! – Me dijo, con una sonrisa completamente falsa, tratando de alegrarme. - Ten claro eso. No te hagas esperanzas. Siento mucho dolor y las heridas son graves.– Su ritmo cardiaco empezó a bajar. Los dos nos miramos al mismo tiempo. Lo besé.

-No me dejes!

-No te dejaré, seguiré cuidándote desde arriba. – Sus latidos se hacían más lentos con cada segundo que pasaba

- Te amo, y quiero que lo sepas. Te amo y te amaré por toda la eternidad. –Le dije. No podía controlar las lágrimas que saltaban de mis ojos. Con todas las fuerzas que le quedaban, puso su mano sobre mi mejilla y me limpió las lágrimas.

- Yo a ti. Y sabes qué? Ojalá te vuelva a encontrar arriba. - Sentí que su mano se caía y vi que su ritmo cardiaco había parado. Traté de volver a poner su mano sobre mí, pero ya era muy tarde: Percy, mi novio, había muerto.

En eso, vino un doctor y cubrió todo el cuerpo de Percy con una sábana blanca.

-Lo siento. – Me dijo. Yo asentí con la cabeza. No me sentía capaz de articular una palabra. – Habían algunas cosas en su auto… Que recuerde, vi un celular y una bolsa con algo pequeño adentro… Creo que lo demás quedó destruido… - Qué? Habrá sido un regalo? – Podrías acompañarme para  recogerlas? – Volví a asentir, no podía hablar.

Lo seguí por unos pasillos hasta llegar a una zona donde había unos casilleros. Uno de ellos decía 327. Distinguí el celular de Percy, pero había algo más… Una cajita rosa con un lazo de la cual el doctor me estuvo hablando.

-Llévate sus cosas. Si no las quieres, solo déjalas allí. Los de limpieza se desharán de ellas. – Dijo el doctor.

Cogí todas las cosas y las llevé a mi auto. Saqué la cajita envuelta en papel de regalo rosa y vi la etiqueta. Decía “Quieres casarte conmigo?” Me puse a llorar más fuerte. Cuando abrí la cajita, encontré un anillo con cristal rosa, como le había dicho a Percy que me gustaban. Me puse el anillo y esperé a calmarme un rato para conducir a mi casa.

Cuando llegué, dejé la puerta del departamento abierta y me apuré en escribir la nota y me senté en el borde de mi cama.

 

 

NARRADOR(A): JOCELYN

Ese día en la noche, llegamos a la casa de mi hija. No para su fiesta, yo y Lucian sabíamos que estaba devastada. Lucian se adelantó un poco para poder abrir la puerta.

-Amor, la puerta está abierta…- Me dijo él.

-Qué? Cómo que abierta?- Dije. Qué pasa si es que le habían entrado a robar?

-No han entrado a robar, allí está el televisor. Ella debe de haber dejado abierta la puerta…

-Pero… Por qué?

-No lo sé… pero la puerta de su cuarto está cerrada.

-Puede que esté allí adentro… Sabemos lo que pasó, y ella lo sabe también. Cuando me llamaron del hospital, me dijeron que ya le habían avisado a la Señorita Young…

-Bueno Jocelyn, espero que tengas razón, y que no se le haya olvidado cerrar la puerta de su apartamento cuando se fue… - Dijo él mientras que yo entraba a buscar a mi hija.

-Princesa? Estás allí? Quieres hablar? – Dije mientras que Lucian entraba a la casa y se paraba detrás mío, tocándome el hombro.

-Creo que deberías pasar a ver cómo va tu hija y a decir que sientes mucho su perdida… Yo te acompañaré.

-Gracias por quererme sobre todas las cosas, Lucian.

-Eso te lo debería decir a ti, Jocelyn.

Entonces… Entramos a su cuarto…

-Se quedó dormida, no hay que despertarla. – Le susurre, porque quería que mi hija siguiera durmiendo, el llorar la había agotado mucho… Lucian se acercó a nuestra hermosa hija para darle su beso de buenas noches que hace tiempo no le daba.

-Amor? – Me dijo, llorando. – Creo que aunque grites no la vas a poder despertar…

-Que me estás diciendo? – En eso, fui y vi varias de esas cajitas de pastillas para dormir en el suelo, y una incompleta en su mano. – Oh no, mi hijita no es capaz de haberse suicidado! – Y entonces, yo también empezé a llorar a mares.

-Tampoco era capaz de soportar la muerte de Percy, y me parece que se enteró de que Percy se le iba a declarar hoy… - Dijo, señalando a la mano de mi hija, que tenía el anillo de compromiso.

-Espera… Que es esto? – Dije, viendo en esa misma mano un papel rosa claro, que decía Los Quiero en la parte de afuera. – Es una nota. No voy a soportar leerla yo… Amor, podrías?

-Si.-Dijo cogiendo la nota y besando la frente de Clary.- No puedo soportar esto más. Mamá, papá; siempre los he querido. Nunca los dejaré de amar. Siempre tendrán un lugar en mi corazón, así como los demás miembros de la familia. – No podíamos parar de llorar con lo último que nos había dejado. - Sus últimas palabras fueron “Ojalá te vuelva a encontrar arriba”, y las mías fueron “Yo también”.