Durante toda mi vida he sido esclavo, no sólo de la moral y de las leyes que rigen la sociedad en que vivimos, sino también de la que me impone el hogar. La responsabilidad es una cadena con la cual me flagelo y me ato con masoquismo; sin embargo, una vez introducida la responsabilidad en nuestras mentes, jamás podremos liberarnos de ella.

            Qué terrible nos resulta, a veces, el tener que estudiar y trabajar cotidianamente, usar corbata, ir a compromisos por compromiso, no poder pegarles a los microbuseros y a otros indeseables, es decir, hacer justicia con nuestras propias manos. Son muchas nuestras privaciones y frustraciones. Cómo quisiera ser como los hombres primitivos: sin leyes ni normas, libre como el viento, sin tener que rendir cuenta de mis actos a nadie. Pero yo ya no puedo vivir al margen de esta sociedad, pues ya estoy comprometido con muchas necesidades sociales y culturales, como la paternidad, el matrimonio, la sed de conocimientos, amigos, etc. Tal como dijo Marx: "El hombre es un ser de necesidades", pero no sólo en lo material, también en lo espiritual. Además me digo: no seas necio; tú ya has aprendido a amar; tú necesitas reglas que consoliden tus pertenencias materiales y afectivas; que protejan a quienes amas, así como tu relación con ellos. Tú ya no eres libre; eres esclavo de tus amores.

            ¿Y quién dice que la libertad total existe y que yo quiero liberarme de todo? No podría tener amigos; tendría que hacer una vida de ermitaño; no criar mascotas; no cuidar jardines; ni siquiera tener una covacha donde cobijarme; nada que perder, proteger o pretender. El objetivo de mi vida sería tener que estirar la mano y alimentarme, en el supuesto que encontrara un medio ambiente natural dotado de alimentos a mi disposición con un clima donde no necesite ropa y que este medio nadie lo pretenda. Definitivamente, ese mundo para mí es un imposible.

            ¿Y cual sería mi diversión? Si tuviera que procurarme diversión, ésta sería ya toda una responsabilidad. Difícil me resulta imaginarme viviendo solo, hablándome y contándome chistes a mí mismo.

            Tengo que soportar el humo de los cigarrillos que fuman mis seres queridos, sus susceptibilidades y muchas cosas más; pero más daño me haría no contar con ellos. Total, también yo los tengo esclavizados: soy bastante aprovechador y engreído.

            Tengo que estudiar permanentemente y trabajar casi todos los días para mantener mi hogar, pero he aprendido que eso puede ser divertido. Como dicen, no hay que quejarse del trabajo, mas bien sí de la falta de trabajo.

            Libertad de opinión y de decisión dentro de las normas vigentes sí tengo. Sólo puedo escoger una esposa, pero caramba, con una basta y sobra. No necesito trabajar las veinticuatro horas del día y disfruto de unas horas de ocio.

            Vivimos en un mundo decadente, superpoblado y contaminado; alienados en un mar de necesidades; pero ¿existe otro?; por ahora y en esta vida, no. Si existe otra vida, ya lo sabremos en su oportunidad. En nuestro propio sub-mundo, de alguna manera, nosotros podemos conducir nuestra propia tolerancia, alegría, apatía, motivación, felicidad, conformismo; y, mientras tanto, nuestro sub-mundo permanecerá dentro de este mundo terrenal.

            No creo que seamos responsables para nada de los genes que heredamos, tampoco del medio ambiente donde hemos nacido y crecido; pero aquí estamos y... si alguien encuentra una fórmula mejor, que me avise. Mientras tanto, seguiré soldado a mis ideales, esclavo de mis responsabilidades y de las leyes de la sociedad.

            Finalmente, no podría vivir sin una pasión, algo por qué luchar, una razón por la cual vivir, que no sea solamente satisfacer mis necesidades vitales de supervivencia.

            En suma: quiero vivir "jodido, pero contento".