Hoy día terminó una historia de amor de más de cincuenta años, cuando yo nací ya estaba a mi lado mi Mamama, como le decíamos de cariño a mi abuelita.

            Ella tenía una relación mucho más cariñosa de la que normalmente existe entre abuelos y nietos, además de que vivimos con ella mientras fuimos solteros, siempre fue un polo de unión familiar, símbolo de amor y de cariño.

            No solo fue la abuelita de la familia, si no también de los amigos de la familia, siempre preocupada, atenta y servicial, ya sea con su hija, nietos, bisnietos, tataranietos, los cónyuges y amigos de estos.

            También fue símbolo de vitalidad, nos sirvió durante casi sus noventa y nueve años, como era súper-activa, para sentirse útil durante los últimos años limitada físicamente para otros menesteres, elaboraba pequeños trabajos manuales que nos obsequiaba con justificado orgullo, porque eran objetos verdaderamente útiles y bonitos.

            Hasta casi las últimas semanas de su vida, se levantó sola para ir al baño, comía sin limitaciones, leía el periódico, no oía al cien por ciento pero hablándole con vos alta mantenía muy bien cualquier conversación, recordando perfectamente incluso pasajes de su niñez.

            Todos nos deleitábamos cuando nos contaba de la antigua Lima, de la Lima cuadrada, cuando cada cuadra de una misma avenida tenía un nombre diferente, todas las casas residenciales tenían caballeriza, el sistema de iluminación era a gas, la gente se transportaba a caballo o carretas, generalmente detrás de cada casa pasaba una acequia a modo de desagüe, se usaba el cuello duro, el sombrero de tarro, los escarpines y la levita.

            Durante sus últimos años se esforzó más en contarnos sobre nuestros antepasados, como para poder legarnos la historia de una época mejor, sin hiper-inflación, súper-contaminación, congestión de tráfico vehicular, escasez de tiempo, ambulantes y otros males de nuestros tiempos.

            A mis hijos les pareció increíble, cuando mi Mamama les contó que conoció al General Andrés Avelino Cáceres, quien fue su vecino y amigo de la familia. Según contaba mi abuelita, cuando era cumpleaños del General, a quien le gustaban mucho los cohetes, le hacían castillos pirotécnicos y éste decía: “Si no hubiera sido general, hubiera sido ¡coheteee..ro!!!!”. Esto sucedía cuando mi Mamama era una niña, sin embargo, mis hijos sólo podían imaginarse al Generalísimo estampado en los libros de la Historia del Perú.

            Sus nietas, constantemente le regalaban colonia para que usara en su aseo personal, pero como generalmente le sobraba, me obsequiaba sus excedentes. Mi Mamá se molestaba y le decía: “Para qué le das esa colonia, si no es para hombres”. Sin embargo yo la usaba, las primeras veces para que mi Mamama se pusiera contenta, luego lo hacía cabalísticamente, finalmente me sentía desprotegido cuando no usaba la colonia que ella me obsequiaba.

            Mamama, ahora que no estarás más quiero decirte:

 

“Revientan en mi mente miles de imágenes y pensamientos, cada cual más tierno y cariñoso, llenos de actitudes puras y cristalinas, también un sentimiento de consuelo y tranquilidad, al saber que ahora gozas de paz y descanso eterno.

            Ahora con gran nostalgia, muchísimas son las cosas que de ti puedo recordar, siempre tuve que mostrarte mis logros a modo de testigo y jurado máximo de mis actos, hasta ahora había logrado ser bueno, bonito e inteligente, ¿Ahora quién me calificará con tanta benevolencia?

            Ambos sabíamos que cuando me regalabas agua de colonia, ésta era agua bendita: ahora el puñado de tus cenizas que acabo de echar en mi jardín será el polvo mágico que protegerá mi hogar y tu recuerdo mi mejor compañía.

            ¡Mamama, Mamama, Mamama! Es una palabra que me sale del alma y recorre todas mis venas, nutriendo cada una de mis células.

            Mamama, mi incondicional Mamama, yo partí de ti y sí que te las debo.”

 

 

 

 

 

La Mamama cumplía 90 años y el calor de tantas velas derritió la torta. Todavía vivió nueve años más que compartimos con ella con mucho amor.